Por @Joaquin_Pereira
Lo ocurrido en Venezuela en las últimas semanas es la consecuencia lógica de un estado de caos que se fue agravando luego del fallecimiento del presidente Hugo Chávez y la asunción al poder de forma poco transparente de Nicolás Maduro.
Ahora estamos en medio de un huracán que día a día cobra nuevas víctimas y multiplica las protestas ya no sólo en las principales capitales sino en las regiones más distantes.
A la inseguridad, la escasez y a la censura de los medios se suma un nuevo temor en la vida diaria del venezolano: represión a la oposición política.
Entonces, ¿qué es lo que se vislumbra en los próximos días para Venezuela? Y hablamos de días u horas porque es tal la distancia entre la realidad y la farsa de la propaganda oficial que todo llama a un pronto desenlace.
Por lo menos hay tres escenarios posibles: el fin del régimen, su consolidación o el sopor…
Si las protestas continúan y se genera la renuncia o salida a la fuerza de Nicolás Maduro, saldrá a la luz toda la verdad sobre la corrupción de las principales figuras del régimen. Se establecería un poder transitorio y se llamaría a nuevas elecciones luego de conformar un nuevo Consejo Supremo Electoral con presencia de observadores internacionales de credibilidad.
En cambio, si la represión acorrala a los manifestantes, el régimen atacará a las principales figuras de la oposición, aumentará la censura en los medios y comenzará la cacería de brujas de ciudadanos de a pie que sean identificados con la oposición. La escasez y las muertes violentas por la delincuencia aumentarán y la sensación de depauperación aumentará. Lo peor será la depresión generalizada que se sentirá al saberse olvidados por la comunidad internacional.
Y una tercer escenario posible es que se generalice la “burundanga” o “pacificación obligada” del gobierno, es decir, que el clima de tensión se relaje debido a la necesidad de la ciudadanía de seguir adelante con sus vidas en la búsqueda de sustento y distracción psicológica. El rumor será el pan nuestro de cada día: se multiplicarán los desaparecidos y los atentados sin causantes identificados.
La única salida posible que le queda a Nicolás Maduro para mantenerse como presidente es la verdad y la negociación: que el gobierno reconozca sus faltas, saque de sus filas a los corruptos, rompa su descarada vinculación con el gobierno de los Castro e incluya en puestos de poder a figuras respetadas por la oposición.
Si esto no ocurre la tensión será permanente y el deterioro del país se acelerará.
La única esperanza que tiene Venezuela en estos momentos son los estudiantes: no claudicarán en su lucha, son incorruptibles, tiene la mejor razón que es su futuro y cuentan con el respeto y el respaldo de toda la sociedad.
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