domingo, 26 de enero de 2014

Venezolanos: ¡Coman mamey!




Por @Joaquin_Pereira

Los venezolanos esperaban decir “¡You make my day!” luego de las declaraciones del ministro Rafael Ramirez sobre los ajustes en el control de cambio de divisas pero recibieron un “¡Coman mamey!” al estilo del célebre Wachu en las propagandas de OpenEnglish.com.

Como el padre alcohólico que llega borracho y castiga a su hijo impidiéndole salir de noche, el gobierno venezolano que permitió a un grupo de empresas fantasma lucrarse con dólares preferenciales castiga a los ciudadanos de a pie recortándole su cupo de viajero y aumentando el valor del dólar de 6,30 Bs. a un nebuloso precio Sicad - Sistema Complementario de Administración de Divisas - que se asigna por subasta y que parte de 11,30 Bs.

Lo que aún me sorprende es lo obcecado del pensamiento de los seguidores del chavismo que actúan como la esposa golpeada que luego del trancazo dice “Él me quiere, seguro va a cambiar”. Parecieran un grupo de fanáticos religiosos a los que se les comió el coco por medio de un sistemático proceso de lavado cerebral.

Hecatombe. Lo que ocurre en Venezuela pasó de ser una tragedia a describirse como una hecatombe; todo se desmorona y de paso hay que esquivar las balas: A las colas para adquirir productos de primera necesidad y al acecho del hampa que actúa libre y sin castigo, ahora hay que sumar la imposibilidad de salir del país marcada por el limitado acceso a los dólares y el cierre de operaciones de líneas aéreas hartas de la no cancelación de deudas por parte del régimen que ostenta el poder en Venezuela.

Nos quedará hacer como el protagonista de la película La vida es bella y vivir en una fantasía para soportar lo duro de la realidad. No podremos viajar al extranjero pero podemos estudiar inglés online, visitar otros países gracias a Google Maps y pensar que tenemos libertad de expresión mientras los ojos censores del gobierno no enfilen contra twitter como lo hacen ahora con las telenovelas.

Por los momentos debemos desayunarnos con la noticia de un nuevo herido en el mismo sitio donde asesinaron a la miss Venezuela Mónica Spear, almorzar con la muerte de una joven luego de una rumba de tres días en una discoteca dentro de un penal y cenar con un nuevo secuestro exprés a una cuadra de nuestra casa.

Por cierto para las interesados el nombre científico del mamey es Mammea americana L y es de la familia Clusiaceae. Fue considerado por colonizadores "fruta de reyes" y con su intenso sabor y color anaranjado se disfruta en jugo, fresco o en conserva.

viernes, 17 de enero de 2014

La muerte en Venezuela: el taxista vs la socióloga



Por @Joaquin_Pereira

Hay dos Venezuelas y el tema de la muerte las enfrenta de forma patética. Por un lado está el país teórico que describe la socióloga María y por otro el país real en el que sobrevive a diario el taxista Luís.

Mientras para Luis la cosa es simple: el gobierno no le brinda seguridad, para María todo es complejo: los periodistas y las telenovelas influyen en la violencia social.

María dijo en una entrevista de televisión que los periodistas venezolanos con su lenguaje matan simbólicamente. Luis no vio a ningún periodista disparar aquella noche cuando vio como un niño caía baleado en un enfrentamiento entre bandas en su barrio en Caracas.


Y es que María pareciera que está contratada para usar toda su verborrea academicista y demostrar que las 24.763 muertes violentas ocurridas en Venezuela en el 2013 son consecuencia de ver telenovelas.

Luis no tiene tiempo de ver telenovelas pero sí ve muertos a diario en su barrio, algunos de ellos fueron miembros de su familia y ahora están bajo tierra.

Siempre me he preguntado ¿cómo es que una persona con grados académicos voltea la cara cuando se trata de señalar la corrupción en el gobierno mientras cualquier taxista sabe quién es el dueño de tal mansión o centro comercial?

¿Por qué hay sociólogos que disfrutan creando ficciones de un socialismo que no existe?;  ¿por qué no salen de sus oficinas y set de televisión y se montan en un taxi en Caracas para conocer de primera mano la realidad?

Pero María va más allá en su afán de jugar a científica social cuando señala que los periodistas venezolanos deben recuperar la ética profesional al reportar noticias de sucesos -esa repetida práctica de atacar al mensajero y no al mensaje- .

Su discurso pareciera incuestionable hasta que al terminar su idea cierra con la palabra “paja” en un horario infantil que amordaza a las televisoras, pero no las sociólogas gobierneras.

Luis no habla paja, habla claro: se quiere mudar porque teme que el próximo muerto sea su hijo, y no por malandro sino por ir a comprar un refresco y salir favorecido en esa ruleta rusa que es vivir en el barrio.

Luis no ve telenovelas, Luis casi no ve televisión. Luis no tiene tiempo de hablar paja porque tiene que ganarse la arepa a diario enfrentándose al tráfico de Caracas.

Pero algo es seguro, Luis conoce más de la ineficiencia del gobierno que aquella socióloga María que disfruta hablando paja en televisión, en horario infantil.


jueves, 9 de enero de 2014

Sismo social por asesinato de Mónica Spear



Por @Joaquin_Pereira

Siempre me he preguntado por qué es tan fácil leer un titular como “En Venezuela hubo 24.763 muertes violentas” y nos puede hacer temblar la voz otro como “Asesinan a Mónica Spear y asu esposo en un intento de robo”.
El epicentro del suceso ocurrió en una carretera del estado Carabobo, en la noche del 6 de enero del 2014. Mónica Spear se trasladaba con su esposo e hija cuando al caer en un hueco un caucho se pinchó. Cuando estaban siendo auxiliados por una grua, cinco jovenes los abordaron para robarles. Una bala acabó con la vida de la joven actriz, una bala acabó con la vida de su esposo, una bala aún está en la pierna de su pequeña hija.
Es que la muerte de una persona es como un terremoto que afecta de forma diferente a quienes se sienten cercanos o lejanos al suceso. Y Spear se había metido en el corazón de los venezolanos de múltiples formas comenzando con el Miss Venezuela.
Los niños venezolanos crecen con tres fantasías: ser beisbolista de las grandes ligas, ser miss Universo o ser Presidente. Con la muerte por una enfermedad voraz del presidente Chávez y el asesinato de Mónica Spear nuestra burbuja inconsciente infantil donde nuestros ídolos nunca mueren se rompe: ¿si a ellos les pasa qué no nos depara el destino a nosotros?
Además la actriz Mónica Spear protagonizó telenovelas que la colocaron en papeles muy enternecedores: en Mi Prima Ciela – remake de Elizabeth- encarnó a una joven condenada a muerte por una enfermedad incurable, la única telenovela que conozco donde su protagonista fallece en la historia; luego le tocó un personaje con síndrome de asperger en la telenovela de Leonardo Padrón La mujer perfecta, a raíz del cual se involucró con labores altruistas ayudando a niños con la misma situación.
Es por esto que no entiendo por qué en las redes sociales algunos insisten en decir que la gente sólo se conmueve porque era famosa y no lo hace por un desconocido: es lógico, es igual como con un familiar, nos duele más la muerte de una persona cercana que con un desconocido; un terremoto en nuestra localidad nos afecta más que un tifón en Filipinas.
Al igual que con un sismo, luego del suceso la sociedad muestra lo mejor y lo peor de sus entrañas. Y en Venezuela  se vio ambas cosas luego del asesinato de Mónica Spear y su esposo, con el agravante de dejar una hija huérfana herida con apenas 5 años.  Mientras el gremio artístico y sus seguidores lanzaban al aire globos blancos por el descaso de sus almas, personeros tarifados del gobierno sólo se preocupaban porque  no se “politizara” el crimen.
La tragedia hace que algunos actúen de forma casi patética: escuchar a un Roberto Mesutti – actor chavista- que es invitado a comentar el caso en CNN y se dedica a hablar del paro petrolero de 2002; o el ministro para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, afirmando en una entrevista de radio que los niños de los barrios admiran a los pranes – presos líderes en las cárceles- porque tienen mucho dinero y mujeres, sólo nos provoca llorar de la impotencia.
Sí, el asesinato de Mónica Spear me afectó más que otras muertes y eso no me avergüenza, es lo normal, es el dolor normal que se siente cuando te matan a balazos a un familiar, a un querido familiar. En Venezuela las réplicas del terremoto de la violencia ocurren a diario.

lunes, 6 de enero de 2014

El poder del no



Por @Joaquin_Pereira

Imagínate escribiendo un informe urgente y recibir constantemente mensajes en el chat de Facebook o Skype. Imagínate estar haciendo un trabajo en tu casa con la puerta abierta y los vecinos entrando para pedirte otro favor. Al final del día tus miles de “amigos” virtuales y tus vecinos estarán felices y tú sin el informe y con el trabajo de casa aún pendiente.
Pareciera que nos cuesta decirle a la gente no: no puedo hacerte ese favor, no puedo hablar ahora, no me apetece, no quiero,… En el fondo tememos que nos dejen de querer o buscar si rechazamos alguna propuesta o petición.
Y si con los amigos o conocidos es difícil con los familiares puede ser hasta traumático. Si eres el único que tiene carro júralo que te convertirás en el chofer de todos, desde los abuelos hasta los sobrinos… si no aprendes a decir que no.
Ni hablar de las expectativas familiares que debes sortear por el solo hecho de llevar el apellido que tienes: ir a la universidad, trabajar en una empresa, casarte, tener hijos, comprarte una casa,… ir de vacaciones a Disneyland.
Si todo eso está dentro de tu proyecto personal de vida no hay problema, todo será miel sobre hojuelas. Pero qué sucede si no quieres ir a la universidad, si quieres ser freelance, si no deseas casarte ni tener hijos y menos una casa… qué pasa si odias a Mickey mouse.
Por evitar decir que no se nos va una hora, una tarde, un fin de semana, una Navidad, unas vacaciones,… una vida. Y de repente te ves ante el espejo con 50 años, con tus amigos, familiares y vecinos celebrando tu cumpleaños y tú infinitamente triste por haberte negado a ti mismo, a tus deseos, y haberle dicho sí a todo el mundo.
La propuesta que te doy no es que te conviertas en un paria social o un excéntrico ermitaño. Solo te sugiero que comiences a darle prioridad a tus proyectos que a la larga te servirán de aliento cuando las cosas no vayan muy bien y los amigos desaparezcan.
Cerrar la puerta de tu casa cuando necesitas concentrarte y bloquear el chat de Facebook mientras trabajas es un inicio sencillo para empezar a decir no. Comenzar a negarle favores a tus familiares será un poco más difícil pero con el tiempo verás que seguirán queriéndote y además ganarás algo más: respeto.
Y pareciera que hacerle un favor a alguien o dejar tus actividades por un rato para conversar no es trascendente y además puede proporcionarte algún tipo de satisfacción. Así es, no te propongo ser un ególatra malhumorado que espante a la gente. Lo que sugiero es que escuches y apoyes al ser más importante de tu vida, tú mismo.
En definitiva aprender a decir no de forma asertiva es una forma de decirte sí a ti y a tus sueños. Entonces, ¿a quién le vas a decir no ahora?