martes, 24 de noviembre de 2015

Argentina: Hola Macri - Adiós Chávez




Con la victoria presidencial de Mauricio Macri el domingo 22 de noviembre, Argentina le da el definitivo QEPD a Hugo Chávez y su proyecto totalitario trasnacional que subsidió con petrodólares a los gobiernos de Cristina Fernández y al de su esposo Néstor Kirchner.

Esto ocurre a dos semanas de otras elecciones fundamentales para enterrar al chavismo, esta vez en Venezuela con la escogencia de su Asamblea Nacional, proceso que según todas las encuestas lidera el movimiento opositor democrático superando en 30% al oficialismo.

Parece que los astros han cambiado la posición que potenció hasta ahora la fuerza de la izquierda que contagió a Sudamérica en los últimos años. La muerte del líder carismático Hugo Chávez y la caída de los precios del petróleo son dos razones de esta debacle, sumado al desencanto de las masas populares al verse traicionadas en sus aspiraciones de mejoras sociales.

Definitivamente comienza a cambiar el mapa electoral en América Latina que ya se había a acostumbrado a teñirse de rojo en varios países. El hartazgo a la mentira y el populismo radical como política de Estado ha cobrado tal fuerza que ya es inevitable que se imponga en las urnas electorales la opción opositora, como vimos en Argentina: Mauricio Macri obtuvo el 51.40 de los votos frente al 48,6% de Daniel Scioli.

Si miramos de cerca los números, estos muestran a una sociedad argentina aún dividida en dos mitades casi iguales. Entonces, ¿cómo logró Macri lo que parecía imposible?, ganarle al candidato del peronista Frente por la Victoria que llevaba 12 años en el poder y contaba con todo el poder económico y mediático del gobierno.

Algunos dirán que el cambio se debe a un natural fin de ciclo político, que le exige oxigenación a un ya longevo movimiento peronista que salvo en los periodos de dictadura militar lograba hasta ahora alzarse con el poder en Argentina. Pero hay un importante ingrediente que en esta oportunidad movió la balanza electoral en contra de un kirchnerismo atornillado en el poder por 12 años: dólares, faltaron dólares.

El ingrediente que faltó en la campaña electoral por la presidencia de Argentina en esta oportunidad fue el apoyo económico del régimen venezolano. Hay que recordar que esta colaboración trasnacional del movimiento chavista se vio develada el 4 de agosto de 2007 cuando se apresó en Argentina a un empresario venezolano-estadounidense, Guido Antonini Wilson, con una maleta con 790.550 dólares que no habían declarado a su llegada al país sureño. Éste confesaría que la valija estaba destinada a financiar la campaña de la que fue electa como presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. El FBI posee grabaciones donde se pone en evidencia que los gobiernos de Venezuela y Argentina habrían acordado ocultar la fuente y el destino de los casi 800.000 dólares decomisados a Antonini, siempre y cuando este último colaborara en la investigación adelantada por Estados Unidos.

El verbo incendiario del presidente Hugo Chávez que alentó a los movimientos de izquierda en América Latina estaba alimentado por un inusitado incremento en los precios del petróleo. Estos actualmente entraron en picada provocando el corte de las transfusiones de dólares entre el centro del imperio chavista y sus gobiernos satélites. Además, Chávez está muerto muy a pesar de quienes tercamente quieren utilizar las grabaciones de sus discursos en las campañas electorales: Su voz sin dólares se está extinguiendo y el triunfo de Macri en Argentina es prueba de ello.

No es descabellado pensar que la victoria de la derecha en el país donde se originó el tango ponga a bailar una milonga a otros países en una especie de efecto dominó. El primero de ellos será precisamente la cuna del chavismo el 6 de diciembre en las sus elecciones parlamentarias.

Es muy significativa la presencia en Argentina durante la celebración por el triunfo de Macri de Lilian Tintori, la esposa del líder opositor venezolano Leopoldo López, condenado a casi 14 años de prisión en un amañado juicio “revolucionario”. El ahora presidente electo de los argentinos llegó a declarar durante su campaña que una vez llegara a la Casa Rosada pediría al Mercosur la aplicación de la carta democrática contra Venezuela y su salida de esta plataforma multinacional.

Los vientos rojos que provenían del norte de Sudamérica y bajaba hasta la Patagonia detuvo su fuerza y ahora surge una ráfaga de aire claro en dirección contraria.  El triunfo de Macri no sólo fue aplaudido por sus seguidores en Argentina sino por la mayoría de los venezolanos previo a su próxima cita electoral, que ya se encontraban esperanzados por lo que reflejan las encuestas y ahora se envalentonan viendo como el régimen pierde a uno de sus más importantes aliados en el contexto internacional.

Pero no hay que cantar victoria tan rápidamente, aunque efectivamente el chavismo está muerto, los efectos que provocó en América Latina aún nos afectarán por un periodo aún indeterminado.

En el caso de Argentina, Macri hereda un país quebrado con 4 años de estancamiento económico y con el aparato productivo asfixiado en la obtención de divisas. El nuevo presidente de los argentinos efectivamente comenzará su gobierno con las manos atadas y no sólo en lo económico sino en lo político pues el árbol seco del kirchnerismo aún mantiene sus raíces tanto en el Senado como en los sindicatos.

Esperemos que se cumpla la máxima del peronismo de alejarse de los perdedores y permita crear las alianzas necesarias para que el nuevo gobierno pueda poco a poco eliminar el torniquete de divisas y se dinamice la aletargada economía argentina.

Por lo pronto los venezolanos celebran con dulce de lechosa la muerte del cristinismo -fase superior del kirchnerismo y cúspide del peronismo- como un positivo presagio de cambio para Venezuela. Argentina termina un ciclo, y con él se inicia el fin del populismo latinoamericano. Eso esperamos.


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