domingo, 9 de febrero de 2014

Venezuela busca La Salida





¿Cómo reacciona un ser humano al que se le complica el acceso al alimento, se le amenaza de muerte, se le expropia su negocio, se le niega la posibilidad de expresar su descontento, y que no cree en el sistema de justicia de su comunidad? ¿Y si se trata de todo un país? 
Eso es lo que ocurre hoy en día en Venezuela y la respuesta natural ante este estado de cosas es la proliferación de protestas callejeras con su correspondiente estallido de violencia inevitable – puesto que no todos comulgan con la filosofía de Gandhi.
Los voceros del gobierno tachan de fascista a cualquiera que ose alzar la voz en contra de sus medidas, en un ejemplo claro de proyección psicológica. Y en la cúspide de la esquizofrenia política hace un llamado a la paz mientras arremete con planazos y perdigones –incluso balas- en contra de los manifestantes.
La esperanza por un cambio se había puesto en los procesos electorales. Pero los truculentos artilugios jurídicos y el ventajismo que se utilizaron para allanarle el camino a Miraflores a Nicolás Maduro han destruido la confianza de los venezolanos por el poder efectivo del voto. ¿Qué opción le queda entonces a los venezolanos que no quieren otro militar iluminado dando un golpe de Estado – con la experiencia de Chávez ya estamos escarmentados-? ¿Dónde está La Salida?, y sobre todo  ¿quién abrirá la puerta?
Una opción sería demostrar efectivamente que Nicolás Maduro no nació en Venezuela con lo que su salida del poder sería inmediata.  Otra es probar que se les mintió a los venezolanos sobre la forma, fecha y lugar de la muerte de Hugo Chávez, con lo que el descrédito del gobierno provocaría su caída.
Mientras tanto cabe la posibilidad de no apuntar hacia la cabeza del Gobierno –o más bien su bigote-, sino a los ministros del régimen. Utilizar las protestas de calle para exigir la renuncia de los ministros Miguel Rodríguez Torres – de Interior, Justicia y Paz- e Iris Valera – de Asuntos Penintenciarios-, por su ineficiencia en el tratamiento de la inseguridad, podría generar una espiral virtuosa que facilite el objetivo de sacar del juego al grupo corrupto que actualmente tiene secuestrado el poder en Venezuela. 
Por lo pronto, los venezolanos vemos con envidia lo que ocurre en Ucrania, donde el pueblo en la calle y con un fuerte liderazgo no descansa en su afán por producir un cambio político en su país. Pero aún no encontramos al “Vitali Klitshko” venezolano puesto que el liderazgo de Henrique Capriles se nota desinflado mientras que el de Leopoldo López demasiado incendiario como para aglutinar el clamor unánime de la población.
Creo que la opción será la que planteó una señora que trabaja limpiando casas en Caracas. Para ella La Salida es la siguiente: Como no hay hombres que saquen a esta gente del gobierno va a tener que ser una mujer, y no cree que será María Corina Machado. Más bien piensa que será una mujer de pueblo que salga arrecha y que su clamor contagie al resto de la población.
Así que esperamos que la María, Juana o Carmen venezolana salga a la calle y nos llame al resto para no retornar al hogar hasta decirle al gobierno de forma definitiva que está bueno ya, que se le acabó el tiempo y que se vaya de una buena vez al mar de la felicidad cubana, o a Irán, o a Bielorrusia, o a Corea del Norte o  China, o a donde le dé la gana, pero que se vaya y deje por fin su guachafita.

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